Toda una vida luchando por alcanzar la felicidad siempre deseada, para conseguir al amor de su vida... Y tras ello, errores, traición, celos, muertes, infidelidad, venganza, caprichos... El no saber tomar buenas decisiones y no aclarar sus sentimientos, llevarán a Elena a tener un corazón caprichoso.



miércoles, 29 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 7: Primera parte

(Marcos)

Iba caminando dirección a mi casa ya después de un largo día de trabajo. De repente una voz femenina me paró me agarró del brazo en un instante e intenté reconocer quien era aquella maravillosa mujer.
-        ¿Marcos?- me dijo dudosa
Entonces caí en la cuenta, me vino la luz como quien dice. Elena, si, ahora me acordaba de su nombre, mi preciosa Elena. Estaba en Cádiz, también como yo. Era una alegría volver a verla. Estuvimos hablando durante unos minutos, su sonrisa me hipnotizaba. Era tan bella… Siempre estuve enamorado de ella, pero jamás tuve el suficiente valor de decírselo. Elena y yo íbamos en el instituto a la misma clase. Ella ya era guapa de por sí, pero ahora… ahora estaba magnifica, perfecta, con esa mirada tierna, con su sonrisa. Parecía una muñeca de porcelana. Éramos amigos por aquel entonces, siempre me ayudaba cuando los demás chicos se metían conmigo, pues yo no fui demasiado guapo en mi infancia. Pero ella siempre estaba allí apoyándome. Al finalizar los estudios nos separamos, no supe nada más de ella, la perdí para siempre y con ella mis esperanzas de poder amarla. Pero ahora… ahora la tenía delante, preciosa, bella. Increíble, mi sueño hecho realidad. No podía dejarla escapar, no ahora que por fin la había encontrado. Pero me acordé que tenía novio, por lo menos cuando estaba en Madrid salía con un tal David, asi que mi sonrisa desaparecía lentamente de mi cara. Me contó el por qué se mudó a Cádiz, como sus padres se separaron, como al poco falleció su madre… Me entraban unas ganas enormes de abrazarla. Seguramente habría sufrido mucho y ahora intentaba quitarle hierro al asunto. Poco después también me contó su ruptura con David…. ¿Ruptura? “Ósea que… han cortado”- pensaba para mis adentros. Bien por fin, ahora si que si, estaba sola, tenía una última oportunidad. No pude evitar ponerme furioso cuando me contó el motivo por el cual aquel cabrón la dejo. Idiota, solo por unos cuantos kilómetros. No se lo merece, ella no… Poco después me preguntó indirectamente si tenía novia. Yo sonreí por aquello, pues al menos notaba que le importaba cual era mi situación. No pude contenerme y la dije demasiadas cosas bonitas, palabras que no debería haberla dicho pues ahora sabría que me gustaba. Pero no pude evitarlo, cuando el amor aflora, no hay nada ni nadie que lo pare.
Estábamos a punto de despedirnos, tuve ganas de besarla, la ocasión lo pedía. Poco a poco me iba acercando a ella, pero en seguida vi su cara de sorpresa, susto, confusión. Y en un abrir y cerrar de ojos, vi como su bolso desaparecía de su brazo.
Automáticamente seguí a aquel ladrón, corría y corría. Tenía que recuperar el bolso de Elena, lo hice si pensar, la quería demasiado… Oí por detrás como ella grito mi nombre. Pero tenía que alcanzar al ladrón. Doblé la esquina y en dos zancadas conseguí inmovilizarle y tumbarle en el suelo. Le agarré las manos mientras le quitaba el bolso. No pude evitar darle unas cuantas bofetadas, se las merecía. Estaba furioso y le apretaba las muñecas con más fuerza para que no se moviera. De repente apareció ella, asustada, pero hermosa a la vez. Jadeante de haber corrido detrás mía. En cuanto me vio me preguntó preocupada y yo a ella. No estaba herida, ningún daño. Gracias a dios. Cogí el móvil y marqué el número de la policía. Ese ladrón se pudriría en la cárcel por molestar a mi querida Elena. En pocos minutos llegaron. Tuvimos que ir a comisaría para declarar. Elena ya estaba más tranquila, a veces la sujetaba con el brazo por detrás y ella me miraba agradecida. Se hizo tarde y la acompañé a casa andando. Yo me sentía bien  a su lado, por fin había conseguido encontrarla, pero por otro lado, tenía miedo. Dudaba si contarle algo respecto de mis sentimientos hacia ella. Me centré en la realidad y me di cuenta que ya estábamos en su portal y ella intentaba convencerme para que me quedara a comer.
-        Por favor Marcos, acepta mi invitación a comer, después de lo que me has ayudado no sé como recompensártelo, además así me cuentas más de ti, que hacía mucho que no nos veíamos- me pedía suplicante.
Al principio no quise, no quería molestar, y sabía que me iba a sentir algo incomodo a su lado sin decirle nada… tenía que confesárselo… Así que al final acepté a regañadientes y subimos a su casa. La comida estuvo deliciosa, era buena hasta cocinando, mi perfecta Elena… Yo hablaba poco, solo de temas triviales pero nada más. Aun seguía dándole vueltas a mi decisión. Al final, nos sentamos los dos en el sofá mientras intentábamos ver la tele. Notaba como de reojo ella me miraba preocupada, hasta que me habló:
-        Marcos… yo… quería preguntarte si te preocupa algo, pues te noto ausente y preocupado, sabes que puedes contarme lo que quieras. ¿Es que no te ha gustado la comida? ¿O no te alegras de verme?- me preguntaba preocupada con esa cara tan angelical.
No pude evitar sonreír, cogerla del mentón y mirarla profundamente a los ojos. Intenté calmarla convenciéndola que no me pasaba nada, pero ella insistió… hasta qué una indirecta salió de mi boca.  Al final, de una manera u otra le confesé que estaba enamorado de ella.
Vi su cara, entre confusión, duda, sorpresa… Tuve que explicárselo, pues no captó mi indirecta. Tenía miedo de que me rechazara, y aunque lo hiciera, de perderla como una gran amiga. En esos momentos me arrepentí de haber abierto la bocaza. Pero ella me explicó que aun no estaba segura, que no podía darme una respuesta, necesitaba pensar. Yo no le reproché nada y acepté su tiempo de espera. Antes de despedirme de ella, inconscientemente iba acercándome a ella, sentía su respiración muy cerca de mí. Quería besarla. Mi sorpresa fue que esta vez no se apartó, se dejo llevar. Aquella sensación era alucinante… Rozaba sus dulces labios, nuestras lenguas se encontraban mientras jugaban. Duró unos segundos pero fue algo maravilloso. Cuando nuestros labios se despegaron su mirada se cruzó con la mía, la deseaba, pero no quería hacerla sentir incomoda, así que me levanté y me despedí de ella mientras salía por la puerta. Unas horas increíbles a su  lado, sin ni siquiera hacer nada, pero el simple hecho de verla me hacía feliz. Tenía que conseguir su amor… Pero no sabía cómo empezar… ¿O como seguir? Mientras pensaba en todo esto y en el dulce beso que hacía unos minutos Elena me había dado, llegué a mi casa.

viernes, 24 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 6: Segunda parte

Ante tal comentario Marcos reaccionó, alzó la cabeza, y me miro con esa mirada tan profunda, acariciándome la mejilla con sus dedos me dijo:
-        Pero que tonterías, ¿Cómo no me voy a alegrar de verte? Si es lo mejor que me ha pasado en todo el día y la comida estaba riquísima.
-        Entonces… ¿Por qué estas así? ¿Te he hecho algo?- pregunté preocupada.
-        Bueno…no exactamente, pero si hacerme algo incluye enamorarme..., pues me temo que sí, me has hecho algo…

Aquella respuesta de Marcos, me dejo sin palabras, no supe que decirle y me hice la tonta, aunque sabía perfectamente a lo que se refería… ¡Marcos me estaba intentando decir que se estaba enamorando de mi! Al principio pensé que era una locura, pues solo nos habíamos visto aquel día, pero claro luego caí en la cuenta que podía ser que llevara enamorado de mí desde el instituto…. Como prefería que me lo explicara, pue cara extrañada, como si no hubiera entendido su comentario, aunque lo sabía perfectamente.

-        No… te entiendo. Explícate por favor…
-        Pues Elena, que… veras… yo… bueno… tu a mi…
-        Por favor al grano que me pones nerviosa…
-        Que... tu a mi me gustas Elena, me gustaste desde el instituto y después de haberte encontrado hoy por la calle me he acordado de lo que sentí por ti hace tiempo, porque ahora mismo sigo sintiéndolo, pero es que no quiero que si me rechazas dejemos de ser amigos, ni quiero que pienses que soy un aprovechado ni nada, yo jamás te haría daño, solo te digo lo que siento por ti, pero si no estás segura aceptaré un rechazo…

Me había quedado boquiabierta, aunque sabía lo que me quería decir desde un principio, pero la forma que me lo dijo, hizo incluso que sintiera lastima… Pero yo... yo no estaba segura de mis sentimientos, también tenía miedo, miedo a volver a sufrir como con David… No sabía qué hacer, ni podía darle una respuesta a Marcos en esos momentos, así que le hice esperar.

-        Va… vaya Marcos, yo… no sabía que tú…- dije entrecortada.
-        Tranquila, no pasa nada es normal, pero no quiero presionarte ni nada.
-        Pues me temo que ahora mismo no sé qué decirte, es que yo… yo no sé cuáles son exactamente mis sentimientos hacía ti y necesito tiempo para pensarlo, tu… tu eres fantástico, un chico maravilloso, guapo, pero… no quiero hacerte daño sin estar segura de lo que quiero, además tengo miedo a sufrir otra vez…  Por favor perdóname pero tengo que pensar…
-        Lo entiendo, no pasa nada, sabes que estaré esperándote todo lo que haga falta- me dijo acercándose a mi lentamente…

Poco a poco Marcos se acercaba, ahora no quise retirarme, sabía que quería que nuestros labios se rozaran y no se lo impedí, pues un beso podía aclarar mis sentimientos hacía él.
Me cogió de la barbilla y mirándonos fijamente antes de besarme me dijo:
-        Te quiero Elena…
Y nos fundimos en un beso ni muy corto ni muy largo, pero muy apasionado y lleno de cariño. Aquel beso fue… fue precioso, fue inolvidable, pero no basto para aclararme…
-        Creo que debo irme ya Elena, no quiero molestarte más y ya he hablado más de la cuenta hoy- dijo arrepintiéndose de haberme contado lo que sentía.
-        No seas tonto, te agradezco mucho que me lo hayas contado, así sé que eres sincero, perdóname tú a mí por mi indecisión…
-        No tengo que perdonarte nada Elena, necesitas tiempo, lo entiendo… Pero bueno yo me voy ya, que es tarde.
-        Está bien, espero volver a verte pronto aunque te llamaré antes ¿vale?
-        Vale, gracias, me gusta que me llamen- dijo sonriente y dirigiéndose a la puerta.
-        Adiós Marcos, gracias por todo y me alegra haberte visto, cuídate un beso.
-        Igualmente Elena, ya hablaremos, te quiero- y se marchó cerrando la puerta.

Menudo día, la verdad que después de cambiar mi mentalidad respecto a David parecía que todo iba sobre ruedas, ¿o quizás no? Tenía que darle una respuesta a Marcos y seguía dándole vueltas sin hallar nada.
La tarde paso tranquila, no salía apenas, necesitaba pensar, aunque quería contarle a alguien lo ocurrido pero no me apetecía salir. Aquella noche cené pronto y llamé a Oscar más temprano pues quería irme a dormir y consultar mis sentimientos con la almohada.
 A él no le conté nada, no quería publicarlo hasta que yo no estuviera segura de lo que hacer.

martes, 21 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 6: Primera parte

Marcos
                                                                                     
¡Y tan asombrada! Aquel comentario de Marcos me dejó sin palabras, la verdad que se notaba que aun seguía queriéndome mucho y se alegraba de haberme visto, pero… de ahí a que me dijera esas cosas… Incluso le notaba la cara triste, como si se sintiera arrepentido porque no hubiera podido cambiar la situación… Si, no sé cómo explicarlo, pero sentía que Marcos me quería y no precisamente como amigos…. Se lo notaba en la forma de hablar, de sonrojarse, de mirarme de esa manera tan tierna y cariñosa como si quisiera protegerme con la mirada…
-        No me las des de veras Elena, te lo mereces…- dijo de nuevo.
-        Pues tú también te lo mereces Marcos, porque la verdad eres un chico majísimo y vales mucho, mereces ser feliz y que alguien te quiera y te respete.
-        Espero no tardar mucho en encontrar ese alguien- dijo mirándome profundamente y acercándose poco a poco a mí.
Sabía las intenciones que tenía, Marcos se acercaba lentamente para besarme, pero… pero no podía permitírselo, o tal vez si… No sé estaba confundida, necesitaba pensar, no sabía si Marcos me gustaba o no… Así que disimuladamente me separé de él para despedirme.
-        Em… bueno Marcos me temo que debo llegar a casa, que se va haciendo tarde y…
No pude terminar de hablar pues en ese momento sentí un tirón del brazo y vi que mi bolso había desaparecido. ¡Acababan de robarme el bolso!
-        ¡EY!¡Mi bolso!- grité lo más fuerte que pude intentando buscar con la mirada al sin vergüenza que se lo había llevado.
Marcos se dio cuenta enseguida y cuando quise decirle que me habían quitado el bolso le vi que iba corriendo detrás del ladrón…
-        ¡Ven aquí cobarde! ¡Te alcanzaré!- gritó Marcos furioso.
Vi que daban la vuelta a la esquina y los perdí de vista, pero yo aun seguía muy preocupada. Marcos perseguía a aquel ladrón y corría todo lo que sus piernas le permitían para recuperar ¡MI! bolso. De verdad se preocupaba por mí, pero bueno… tampoco es nada del otro mundo, cualquiera lo haría Elena ¿no?- pensé para mí misma.
Seguía allí plantada sin moverme, embobada en mi pensamiento respecto a Marcos.
“¿Qué hago?- pensé- ¿Voy en su busca o espero aquí…?”
Decidí seguirlos corriendo y doblar también la esquina, con la esperanza de que no estuvieran muy lejos y Marcos hubiera cogido al ladrón. Y así fue, cuando giré a la otra calle, vi como aquel miserable hombre estaba en el suelo y Marcos de rodillas le cogía las manos por detrás e intentaba movilizarle. Me acerqué lentamente a él.
-        ¡Maldito capullo! Jamás volverás a molestar así a la gente y menos a ir robando bolsos por ahí. Te vas a pudrir en la cárcel- decía Marcos con un tono bastante furioso.
-        Marcos, ¿estás bien? ¿Te ha hecho algo?- le pregunté preocupada.
-        Elena, estas aquí… No tranquila no me ha hecho nada, yo estoy bien ¿y tú? ¿Estás herida o algo?
-        No, no tampoco, solo que me tiró del bolso muy bruscamente y me lleve un sobresalto.
-        Tranquila, este mal nacido no volverá a molestarte, yo me encargo- dijo él muy seguro.
Marcos cogió el móvil y marcó el número de la policía, en unos minutos estarían allí para llevárselo aunque los dos tendríamos que declarar y contar lo sucedido.
Después de ir a comisaría y contar todo el suceso, Marcos me acompaño a casa. Era tarde y tenía que comer, así que pensé que lo más correcto sería invitarle a comer, pues me había salvado y había detenido a aquel ladrón, en cierta manera tenía que recompensárselo, además era una buena excusa para poder hablar más con él y aclarar mis pensamientos respecto a Marcos. Pues me sentía muy confundida y no sabía que me pasaba, notaba escalofríos cada vez que se acercaba a mí, pero no quería confundir mis sentimientos, tal vez me estaba equivocando y solo le consideraba un gran amigo.
Llegamos a mi casa y en el portal le convencí para que se quedara.
-        Por favor Marcos, acepta mi invitación a comer, después de lo que me has ayudado no sé como recompensártelo, además así me cuentas más de ti, que hacía mucho que no nos veíamos- le intenté convencer.
-        Pero es que… no quiero molestarte Elena, seguro que tienes algo que hacer o…- dijo con la cabeza agachada.
-        Tonterías, estoy siempre sola en casa con mi perrita así que no me vendrá mal un poco de compañía, venga anda que tú no eres molestia ninguna, ¡si me has ayudado hace un rato a recuperar mi bolso!- le dije fingiendo enfadarme para que aceptara mi invitación.
-        Bueno… está bien, pero me iré enseguida eh que no quiero estorbar- aceptó a regañadientes.
-        ¡Bien! Lo conseguí. Venga subamos que se hace tarde y a este paso no comemos.
Subimos a mi casa y Marcos venía detrás de mí sin decir palabra. En la cocina me ayudo a poner la mesa mientras hablábamos de temas sin importancia, de nuestros gustos, etc.
La comida transcurrió tranquila, parecía que Marcos estaba tranquilo, pero a la vez notaba que algo le preocupaba por dentro, pues seguía sin hablar demasiado. O tal vez me equivocaba y es que los hombres son así y no le pasaba nada. Pero para quedarme más tranquila quise sacar el tema después de comer. Tras recoger la mesa, nos sentamos en el sofá, la comida me había salido riquísima, no era muy mala cocinera, ciertas cosas se me daban bien.
Estábamos sentados en el sofá viendo la tele, aunque más bien hacia zapping pasando los canales sin ver nada. Marcos seguía contento pero sin hablar, así que me decidí a hablar con él.
Me giré para poder verle la cara y preguntarle.

-        Marcos… yo… quería preguntarte si te preocupa algo, pues te noto ausente y preocupado, sabes que puedes contarme lo que quieras. ¿Es que no te ha gustado la comida? ¿O no te alegras de verme?- dije algo triste.

viernes, 17 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 5: Segunda parte

Me levanté por la mañana y me di cuenta que no podía seguir así de embobada, tenía que seguir adelante, hacer mi vida, ya no podía volver atrás, además mis amigas se enfadarían si continuara con mi comportamiento, tenía también a los niños en el cole que no podía estar ausente con ellos.
-        “Pero Elena, ¿qué estás haciendo?- pensé. Deja ya de comportarte como una cría de cinco años y reacciona. Que tienes mucho por lo que sonreír aquí”
Así que decidida hice caso a mi conciencia, y me levanté de la cama de un sobresalto, como si alguien me hubiera puesto unas pilas nuevas, como si volviera a nacer, como si la Elena de todos aquellos días que estaba ausente, pensativa y triste hubiera desaparecido por completo. Quería vivir, reír, disfrutar, quería comerme el mundo, aprovechar el tiempo que todos estos años había perdido como una tonta pensando en alguien que no merecía la pena.
La verdad resultaba chocante la nueva mentalidad que había adoptado, nadie diría que era la misma Elena… Ni si quiera yo me reconocía a mi misma diciendo aquellas cosas…
Fui a darme una ducha rápida para despejarme, aunque ya estaba despejada del todo, me vestí para estar lo más guapa y sexy posible eligiendo un vestido de verano verde y corto por las rodillas, no muy de vestir si no de diario, desayune un café bien cargado, en lugar de mi cola cao con galletas de todos los días,  me maquille lo más natural que pude, como me había enseñado Marta; un poco de polvos, algo de colorete, sombra verde, rímel en las pestañas, algo de raya; pues le daba a mis ojos un tono que me encantaba, y por último carmín rosa claro, pues no me gustaba como me quedaba el rojo fuerte. Me miré en el espejo una vez más y pensé: “Elena, hoy es tu día, sal ahí afuera y demuestra quien eres”
Así que cogí el bolso y me fui a trabajar con mis peques.
Era lunes, pero la mañana en el colegio pasó muy tranquila, se me hizo muy corta y divertida, además los peques salieron muy contentos pues hasta ellos incluso notaban mi cambio de humor.
A la salida del trabajo, iba caminando camino a casa por una calle diferente por la que nunca había pasado, pues tenía ganas de andar y así daba un paseo, vería a la gente y no tendría que coger el autobús, además tampoco me pillaba tan lejos.
De repente me encontré a Marcos, un gran amigo del instituto que casualmente también se mudo a Cádiz por el trabajo de su padre. Apenas tenía contacto con él, no sabía nada de él después de que se mudara y ya habían pasado unos dos años. ¡Había cambiado tanto! Por lo poco que le conocía sabía que, al menos por aquel entonces cuando íbamos juntos a clase, él era un chico bastante tímido, un poco feo por lo que muchos se metían con él, ni muy gordo ni muy delgado, castaño, de ojos marrones claros, alto… Pero ahora… ¡Ahora había cambiado tanto que apenas le reconocía! Lo suficiente para darme cuenta que aquella cara me sonaba, así que le paré.
-        ¿Marcos? – dije parándole y agarrándole del brazo.
-        ¿Elena?
-        Si, la misma, ¿te acuerdas de mí?
-        Madre mía, como no iba a acordarme de ti si nos veíamos todos los días en clase y encima te sentabas justo delante mía, aunque todo hay que decirlo, has cambiado muchísimo y estas… estas muy guapa Elena.- me dijo algo cortado.
-        Vaya…- dije sorprendida de su comentario y algo sonrojada- pues… gracias, pero yo no me noto cambio. Sin embargo tu sí que has cambiado… y mucho desde que no te veía. Aparte de que has crecido, te veo más guapo…
-        Bueno, no creo que sea para tanto trolera- dijo riéndose y sacándome la lengua en plan burla- aun así tu belleza supera mucho más a la mía y no hay más que hablar.
-        Jaja vale vale como tú quieras. Bueno cuéntame ¿Qué tal te va todo?- pregunté curiosamente.
-        Pues bueno, la verdad que no me quejo, ahora trabajo en una empresa de telecomunicaciones y no me va mal, sigo viviendo en casa con mis padres, pero me aceptan a regañadientes porque están deseando que me eche novia y me largue de casa- explicó riéndose a carcajadas como un niño pequeño.
Su sonrisa era encantadora, también sus ojos, vestía muy bien, ni muy recargado ni muy sencillo, me encantaba su gusto por vestir así.
-        Vaya…, aun no tienes novia, pues pensé que un chico tan guapo como tú ya estaría ocupado- le dije algo entrecortada y sonrojada.
-        Que va, que va, a mí nadie me quiere parece ser... Bueno ¿y tú?- me preguntó evitando el tema- ¿Cómo te va la vida a ti?
-        Pues bueno normal aunque la vida no se porta muy bien conmigo, pero me acostumbro…
-        ¿Y eso? ¿Pues qué ha pasado que no sepa?- preguntó preocupado.
-        Bueno…, no sé si te enteraste de que al poco de llegar aquí a Cádiz, mi madre murió de cáncer, se lo detectaron tarde y no pudieron salvarla… Fue algo que me costó mucho superar... pero bueno…
-        ¡OH, dios mío! No sabes cuánto lo siento Elena, no sabía nada… Espero que ya estés algo mejor y… bueno aunque no tengamos mucho contacto sabes que aquí me tienes para lo que necesites ¿verdad?- dijo sin saber cómo alegrarme.
-        Si, si, lo sé, muchas gracias Marcos, aunque no tengo tu número ni sé dónde vives, no sé cómo quieres que te localice algún día- dije sonriente.
-        Bueno llevas toda la razón, pues toma este es mi número de teléfono- dijo sacando de su bolsillo una tarjetita y entregándomela- aquí vienen el móvil y el fijo de casa y bueno también tienes mi dirección para que sepas donde vivo y por si quieres pasarte algún día ¿vale?
-        Muchas gracias Marcos, eres muy amable- dije dándole un abrazo.
-        Y bueno… cuéntame algo más… aparte de lo de tu madre… ¿Cómo te va por lo demás?- preguntó curiosamente.
-        Pues no sé, ahora trabajo en el colegio de aquí al lado y soy profesora de Infantil, la verdad que gracias a los peques y a todos mis amigos he seguido adelante después de la separación de mis padres, de la ruptura con David, y la muerte de mi madre…
-        Espera, espera… ¿Has dicho la ruptura con David? David… ¿aquel chico con el que estabas en Madrid? ¿No me digas que te dejo?- preguntó algo furioso.
-        Pues sí, me dejo porque me tenía que mudar aquí a Cádiz y después de dos años juntos rompió conmigo porque no soportaba la idea, según él, de tenerme tan lejos y no poder verme apenas…Y… bueno, creo que aun no lo he superado- dije triste.
Aquella conversación que estaba manteniendo con Marcos, estaba haciendo que recordara más a David, pero tenía que tener claro que había cambiado mi mentalidad y esa mañana me había prometido a mi misma e incluso a Oscar que jamás estaría triste por él. Así que intenté llevar aquel tema como si no me afectara.
-        ¡Será… cabrón! Mira, porque no lo tengo delante que si no… Como se puede ser tan imbécil como para dejar escapar una chica así…- dijo muy convencido y sin apenas darse cuenta de que yo estaba delante…
-        Vaya… gracias por el comentario Marcos, pero bueno él se lo ha perdido, aquí hay Elena para rato y si se piensa que voy a seguir mal por su ausencia después de dos años lo lleva claro, já- le dije orgullosa de mi misma y con un aire de superioridad.
-        Bueno, me alegro que pienses así, pero vamos que desde mi punto de vista, ese cabrón no se merece ni que pienses en él… Es más Elena, yo…, yo pienso que eres una chica fabulosa, desde que te conozco me lo has parecido y sé que es verdad, y también sé que no te mereces que te hagan ningún daño, mereces ser feliz y espero que algún día encuentres a un chico que te quiera mucho y te trate bien- dijo muy seguro de sí mismo y algo cortado.
-        Gra…Gracias Marcos- dije asombrada.

martes, 14 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 5: Primera parte

                                                     ……………………………………………………
Había prometido a Marta que iba a llamar a Oscar si él no me llamaba… Así que antes de cenar fui directa al teléfono para marcar su número, cuando de repente sonó, era él, como siempre a las 10 y media llamaba, siempre solía ser puntual.
-        Hola Elena
-        Hola Oscar, ahora mismo iba a llamarte aunque veo que eres muy exacto con la hora- dije riendo.
-        Bueno si, es que lo tengo puesto como habito ya, ves para que veas que me acuerdo de ti, para que luego te enfades ¡eh!- dijo él fingiendo estar enfadado.
-        Jajaja no me puedo quejar de amigo la verdad. Bueno y tu ¿qué tal estas?- pregunté.
-        Pues bueno la verdad que bien, aparte de que tengo mucho trabajo, no me puedo quejar. ¿Y tú? ¿Cómo estás? A ver si nos vemos de una vez que con esto de tener tanto trabajo, no tengo tiempo ni para María- dijo riendo a carcajadas.
María era su novia, si, la verdad que parecía que todos mis mejores amigos tenían a alguien a su lado menos yo, pero bueno, intentaba no pensarlo.
-        Anda no exageres tonto, pues si eso es verdad deberías darla cariño que eso se necesita de vez en cuando- dije en tono triste.
-        Lo sé mujer, lo sé, pero… te noto triste, decaída. Dime Elena, ¿Te pasa algo? Sabes que puedes contarme lo que quieras eh.
-        Nada, son tonterías, es que… últimamente no paro de pensar en David, y bueno…  pensaras que soy tonta, pero esta tarde antes de quedar con Marta, no he podido evitar abrir el cajón que tengo con todos sus recuerdos y ponerme a recordar…
-        ¡Pero bueno Elena! ¿Yo que te dije sobre ese tema? Escúchame cielo, piensa lógicamente por un momento, ¿crees que si David te siguiera queriendo y quisiera seguir contigo no hubiera hecho todo lo posible por estar a tu lado? Por muchos impedimentos que tuviera... Elena, en el amor, no hay barreras y menos la distancia. Además, mira déjale, no sabe lo que ha dejado marchar, a una chica maravillosa…- dijo Oscar animándome.
La verdad que tenía razón y solo oír aquellas verdades me dolía, pero tenía que aceptarlo de una vez por todas…
-        Si…, llevas razón Oscar, perdóname, no debía haberme puesto así esta tarde, pero no pude evitarlo…
-        Bueno, espero que sea la última vez, pues como te vea mal por él, ya voy a ser yo él que me enfade contigo. ¿No te das cuenta Elena, que no puedo verte así de mal por un cabrón? Que eres como mi hermana y te quiero mucho. Prométeme que estarás mejor…- dijo
-        Ais… Oscar, haces que me emocionen tus palabras. Tranquilo, te lo prometo, lo consulto con la almohada esta noche jeje- dije animándome a mi misma.
-        Eso espero ¡eh!
-        Por cierto Oscar, esta tarde hablando con Marta que ha venido a verme, ha pensado que podíamos quedar un día todos juntos, ya sabes todas las chicas, los chicos y nosotros, Iván, Marta, María, tu, yo… Que la verdad hace mucho que no nos juntamos y ya que va llegando el verano…- le comenté.
-        Pues es muy buena idea, además tengo ganas de descansar y montar alguna fiesta, divertirnos juntos y hacer un rato el tonto- dijo riéndose como un niño.
-        Muy bien, pues supongo que será para el fin de semana siguiente, no estoy segura, pero cuando lo sepa te lo confirmo ¿vale?
-        Perfecto, gracias Elena.
-        Gracias a ti por aceptar, que ya tengo ganas de verte.
-        Bueno Elena, te dejo que voy a darle mimos a mi princesita, jejeje- dijo él.
-        Esta bien, yo también te dejo que estoy cansada y aun no he cenado.
-        Mañana te llamo y me cuentas que tal estas- dijo preocupándose.
-        Vale Oscar. Descansa y da recuerdos a María de mi parte. Un beso, te quiero.
-        Que duermas bien, un beso, hasta mañana, te quiero.
Oscar era adorable, era imposible no quererle, colgué el teléfono y me fui a la cocina.
Aquella noche apenas cené, solo me tomé un cola cao caliente sentada en el sofá y viendo la tele, pues eso me relajaba y conseguía darme sueño.
Fui a la habitación en cuanto terminé de cenar, me puse el pijama, me lavé los dientes y me hidraté la cara, deseando caer rendida en la cama. Cogí el móvil que aun tenía en el bolso y me tumbé, haciéndola una señal a Luna para que se subiera en la cama a mi lado, ya que dormía junto conmigo todos los días y eso me hacía sentirme menos sola… Subió y se recostó en la cama mirándome como si entendiera mi estado de ánimo… La sonreí y la acaricie la cabecita: “Sé que no debo estar así pequeña, pero no puedo evitarlo”- la dije- a lo que después Luna, me dio un ladrido y se apego más a mi lado… Aquella perra parecía que realmente entendiese lo que le decía, era adorable…
Intentaba buscar si aun tenía el número de David. Al final lo encontré, allí estaba… “David” solo leer su nombre en la pantalla me producía escalofríos. Al principio me sentí poderosa teniendo su número, pues podría llamarle en cualquier momento, pero... ¿Para qué? ¿Qué le diría después de tantos años? Además él no me había llamado ni una sola vez después de que me mudara y que me dejara… Quizás no quería saber nada de mí realmente…  Y además, recordaba la conversación con Oscar, que no debía pensarlo más…Estuve a punto de darle al botón de llamada y hablar con él, pero al final lo pensé y decidí no hacerlo, además me daba vergüenza. Dejé el móvil en la mesita y abrí el cajón donde tenía la foto de David conmigo que había guardado por la tarde. La volví a mirar… ¿Durante cuánto?... ¿Una, dos, tres veces? No me acuerdo, lo único que recuerdo es que desperté con ella apretada fuerte contra el pecho. Se conoce que de tanto mirar los dulces ojos de David y pensar en él me quede dormida…
Como no, aquella noche soñé con él… Soñé que venía a Cádiz, que le veía y me pedía perdón porque se arrepentía de haberme dejado escapar… Me pedía que volviéramos juntos y que ya nada ni nadie nos separaría jamás… Pero claro, solo era un sueño, un maldito sueño… que jamás podría hacerse realidad… ¿O tal vez si?

martes, 7 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 4: Segunda parte

Me encantaba verlos así de apasionados, parecía que todo les iba perfecto, que la vida les sonreía y a mí no, y cada vez que les veía besarse me entristecía e intentaba mirar para otro lado, aunque ellos se daban cuenta enseguida de mi reacción y hacían que el beso fuese más corto.



- Quedaros a cenar si queréis, tengo cena de sobra y a mí no me importa- dije educadamente aunque prefería estar sola.


- No, gracias Elena, queremos cenar juntos y además tú estarás cansada, otro día si quieres nos quedamos- dijo Iván convencido.


- Iván tiene razón, ya ha sido bastante por esta tarde y debes descansar y dejar de pensar ¡eh!- me dijo Marta levantándome una ceja.


- Está bien, lleváis razón, mañana te llamo Marta ¿vale?


- Si, si, por supuesto, que no se te olvide o si no me acabaré enfadando contigo, y de paso me cuentas que tal lo llevas- contestó Marta.


Iván estaba un poco ajeno al tema pues no sabía qué era lo que me ocurría aunque supongo que Marta no tardaría en contárselo, pues los dos se preocupaban mucho por mí y hacían lo que fuera para animarme. Se despidieron los dos de mí y enseguida se marcharon en el coche de Iván, un Citroën rojo precioso.


Cerré la puerta y suspiré agotada del día, aunque no hubiera hecho apenas nada, pero más bien era cansancio mental y no físico, debido a tanto darle vueltas a lo de David y no quitármelo de la cabeza.






……………………………………………………………………………………………


Mientras, en el coche, de camino a casa, Marta e Iván entablaban conversación sobre mi estado de ánimo.


- ¿Pues que le pasa a Elena cariño?- preguntó Iván algo preocupado.


- Nada, lo de siempre, que aun no ha olvidado a aquel chico con el que estuvo en Madrid; David, y esta tarde pues se ha puesto muy sensible porque ha encontrado los regalos que tenía de él y estaba entristecida, ya sabes… Parece ser que aquella relación la dejó huella y aun le sigue queriendo tanto…- dijo Marta triste por su amiga.


- Vaya… pobre Elena. En mi opinión… no debería seguir recordándole, ni lamentarse por lo que ocurrió, ni si quiera entiendo como aun sigue queriéndole, si la dejo solo por la distancia… Si de verdad la quisiera... digo yo que…- dijo Iván sin terminar de hablar.


- Lo sé, no se como animarla ya, no ve más allá de él… Si alguien la hiciera entrar en razón…, si encontrara un motivo por el que estar feliz….- pensó Marta.


- Tenemos que animarla como sea…, pero... ¿Cómo?


- ¡AJÁ! ¡Ya lo tengo! Veamos, parece ser que Elena, solo podrá olvidarse de David y ser feliz si conoce a otro chico que sea igual o mejor que él…. Y entonces…- decía pensativa Marta.


- ¡AHHH! Ya veo tus intenciones cielo, no es mala idea… ¿Crees que si le presentamos a algún chico y se llevan bien… podría recuperar Elena esa sonrisa?- preguntó Iván.


Si, creo no, estoy segurísima, conozco muy bien a mi amiga y lo que más necesita es alguien que la proteja que la quiera, la mime… Es muy sensible, y aunque la mayoría de las mujeres somos así, necesitamos ese tipo de cosas, ella después de todo lo que ha pasado más aun. Así que déjalo en mis manos cariño, a ver quien se me ocurre escoger para ella…


- Eres un sol preciosa, normal que Elena te adore… al igual que yo, que te quiero tanto… - dijo riéndose.


- Gracias cielo, yo si que te quiero- confesó Marta para después darle un corto beso en los labios mientras esperaban un semáforo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

"Corazón caprichoso" Capitulo 4: Primera parte

Entramos al café que tenía un ambiente muy relajante y eso hizo que me calmara. Podía percibir un olor a vainilla, aquel aroma me encantaba, además tenía muchos sillones y sofás para relajarse en lugar de las típicas e incomodas sillas. Aunque me di cuenta que muchas parejas iban allí y bajé la mirada para intentar no mirarlos, con lo que me puse algo triste. Marta se dio cuenta, con lo que soltó un suspiro y me dijo:




- Venga Elena, piensa que pronto encontrarás a alguien que te merezca. Solo deja que el destino lo elija…


Solo pude asentir. Nos sentamos en una mesa que tenía dos sillones a los lados para poder hablar de frente a frente. Marta estuvo contándome millones de cosas aquella tarde, cosas e historias que ignoré por completo pues seguía vagando en una nube, aunque intentaba que ella no me lo notara pues no quería que se enfadara más… Tenía demasiada paciencia conmigo, pero claro como bien había dicho, era su amiga y no podía dejarme tirada con lo mal que estaba.


- ¡Elena! ¿Me escuchas?...- gritó Marta.


- Si si, si te estaba escuchando tranquila- mentí rápidamente- decías que hoy en la oficina…


- Pues eso que hoy en la oficina ha entrado un nuevo trabajador y es un chico muy guapo, ais Elena, ¡tenía unos ojazos! No hacía más que echarme miraditas todo el rato, pero claro es que yo tengo novio así que le he dado largas, aunque de verdad me quedaría por siempre con sus ojos. ¡Qué bellos!- dijo ella muy alegre.


- Jajaja pero bueno Marta que Iván se va poner celoso como te oiga, además tenga los ojos que tenga, ¿quién te dice que sea como Iván? Anda no te quejes que él te trata muy bien y te quiere muchísimo.- dije convenciéndola.


- Si, si lo sé pero es que tenías que ver sus ojos y por no hablar de su cuerpo, madre mía ¡qué cuerpo! Pero puedes estar tranquila, yo jamás me separaría de mi querido Iván, le quiero demasiado como para cambiarle por un desconocido….






Marta e Iván llevaban juntos un par de años, la verdad que les iba bastante bien, se querían con locura e Iván era el chico perfecto. La cuidaba, la mimaba y tenía millones de detalles con ella. Yo cada vez que iba a su casa y los veía juntos no podía evitar sonreír, se les veía tan felices. En aquellos momentos pensaba que a mí nunca podría llegarme nada parecido, la vida había sido demasiado injusta conmigo, pero bueno al menos tenía lo suficiente… Aunque estaba segura que jamás conocería a un chico mejor que David o parecido a Iván…


Marta me contaba sus juergas y yo solo la respondía evitando sacar cualquier tema, pues no tenía demasiadas ganas de hablar y así, mientras la contestara, ella estaría a gusto.


Se estaba haciendo tarde así que le pedí a Marta que pagáramos y nos fuéramos pues eran casi las nueve y media y yo tenía ganas de llegar a casa. A Marta le pareció bien, pues ella también tenía que llegar a casa y cenar junto con Iván. Nos levantamos y pagamos los dos cafés que habíamos tomado. Saliendo por la puerta sonó el móvil de Marta.






- Hola cariño. Enseguida voy para casa, ¿necesitas algo?


Al otro lado del teléfono estaba Iván, su novio, podía oír perfectamente la conversación pues tenía el volumen de llamada bastante alto.


- Hola preciosa, pues el caso es que llamaba para ver dónde estabas, pues es tarde y esta anocheciendo y no quiero que te vengas sola. ¿Dónde estás?


- Pues acabo de salir del café voy a acompañar a Elena a su casa, si quieres puedes recogerme allí…- dijo Marta.


- Muy bien allí te espero, no tardo ¿vale?


- Muy bien, gracias cielo. Un beso te quiero


- Chao, te quiero


Marta colgó el teléfono y guardándolo en el bolso comenzamos a caminar.


- Te acompaño a casa que allí me recoge Iván ¿vale?- me dijo


- Está bien, gracias Marta por esta tarde, la verdad que me ha venido bien despejarme un rato y sin tus ánimos no lo habría conseguido.


- Nada, para eso estamos ¿no? Además se me parte el alma de verte así…


En unos diez minutos llegamos a mi casa, entramos, saludamos a mi pequeña Luna que estaba allí esperándonos en el salón tumbada y nos sentamos en el sofá color beis que tenía a esperar a Iván, pues estaría a punto de llegar. Mientras, Marta me propuso que tenía ganas de que nos juntáramos todos a cenar algún día. Con todos se refería a todas las amigas y amigos que teníamos en común y que conocí cuando llegué aquí.


- ¿Te acuerdas de Oscar? La verdad que hace mucho que no lo vemos, aunque siempre nos llamemos…- dijo pensativa…


- Es verdad, ahora que lo dices tengo ganas de verle.


Oscar era nuestro mejor amigo, aquella persona que siempre estaba ahí cuando le necesitabas, pero solo éramos eso, amigos, yo le quería muchísimo como mi hermano y él a mí también. Me lo presentó Marta al igual que los demás cuando llegué aquí para hacer amigos y aunque no nos conocíamos desde hacía mucho tiempo, solo unos dos años aproximadamente, nos llevábamos muy bien.


- Si quieres Marta, habló yo con él y le comento lo de la quedada con todos. Además seguramente me llame esta noche como casi todos los días y si no le llamo yo, ¿te parece? Te dejo a ti que avises a los demás aunque si tengo que hablar con alguien me lo dices ¿vale?- la pregunté.


- Si, es buena idea, de momento avisa a Oscar y si no te importa llama también a Ana, de lo demás ya me encargo yo ¿va?


- Me parece bien, así nos repartimos.


En ese momento llamaron al timbre, sería Iván, así que me levanté para abrir. Cuando abrí la puerta, allí estaba él, tan guapo, alto, fuerte, la verdad que imponía pues tenía un cuerpo fibroso y a mí se me caía la baba nada más verle, pero no podía pensar tampoco así de él porque era el novio de mi mejor amiga. Aunque siempre deseaba encontrar un chico como él, pero no solo físicamente. Le hice pasar, aunque no tuvo que avanzar mucho pues Marta ya se había levantado para recibirle con un tierno y apasionado beso.


                                                                 Iván
- Hola cariño, gracias por venir a recogerme


- Hola preciosa, sabes que no iba a dejarte sola.