Toda una vida luchando por alcanzar la felicidad siempre deseada, para conseguir al amor de su vida... Y tras ello, errores, traición, celos, muertes, infidelidad, venganza, caprichos... El no saber tomar buenas decisiones y no aclarar sus sentimientos, llevarán a Elena a tener un corazón caprichoso.



lunes, 16 de mayo de 2011

"Corazón caprichoso" Capitulo 23: Segunda parte

Me miró con una mirada irresistible y me dio un corto beso antes de acelerar. Por el camino íbamos hablando, vacilando, riendo. Y así se nos pasaron los diez minutos aproximadamente que duraba el trayecto del colegio a mi casa. Cuando el coche se paró porque ya habíamos llegado, me quité el cinturón y él también. Le miré por unos instantes, en silencio y con una sonrisa dibujada en mi cara, como transmitiéndole con mi mirada que era la chica más feliz del mundo de nuevo a su lado. Él lo entendió enseguida y me miraba feliz, centrándose en mis ojos, deseando que me acercara a él para besarle. Podía leerle el pensamiento con tan solo adentrarme en sus ojos verdes. Poco a poco sin dejar de mirarle, me fui acercando a él. Le acaricié la mejilla con mi mano derecha y con la otra le sujetaba el mentón.
Aquello parecía el lenguaje de las manos, o más bien, el idioma del silencio, nos lo decíamos todo por dentro sin necesidad de pronunciar una palabra.
Así después de unos minutos, terminé rozando la comisura de sus labios hasta que la pasión nos dejo llevar y los besos empezaron a ser más fieros. Aun estábamos en el coche, él intentaba arrimarse más a mí y apretarme con fuerza, pero la palanca de marchas nos impedía el acercamiento.



Sus caricias por mi espalda hacían que sintiera escalofríos y que un fuego interno me recorriera por dentro. Sus pequeños besos por el cuello hacían que estremeciera de placer. Estábamos tan a gusto allí el uno con el otro que hubiera deseado parar el tiempo por unos instantes. Pero era tarde, teníamos que salir del coche y entrar en casa o a poco que nos descuidáramos mis amigos estarían allí.
-          Cariño, siento interrumpir este maravilloso momento, pero…- dije mientras señalaba el reloj.
-          Jo…, con lo bien que estaba yo aquí contigo abrazándote y besándote- me dijo mientras me daba el último beso apasionado en los labios.
-          Ya lo sé y yo también David, pero son casi la una y media y tenemos media hora para hacer la comida ¡cocinero!- dije dándole un codazo y riéndome.
-          Muy graciosa, llevas razón venga vámonos anda- dijo mientras se separaba de mi y sin dejar de mirarme salió por la puerta.
Salimos del coche y nos dirigimos hacia mi casa cogidos de la mano. Yo le miraba de reojo pues su belleza seguía impresionándome. David parecía como el príncipe de aquel cuento que de pequeña siempre me contaban.
Dejé mi pensamiento para sacar las llaves y abrir la puerta del portal. Pude notar que él también me miraba dulcemente. Podía descifrar lo que pensaba, algo así como: “Es hermosa, delicada como una rosa. La quiero, no sé porqué la deje escapar de ese modo. Si  ella es lo mejor que me ha pasado…”
Si, más o menos, eso decían sus ojos mirándome profundamente.
Llegamos a casa y en cuanto abrí la puerta Luna se lanzó a recibirme.
-          Hola pequeña- le decía mientras la tenía en brazos y le acariciaba la cabecita- Hoy tenemos visita Luna. Este es David, no te asustes de él.
David, que aun seguía a mi lado observando aquella escena, se quedó alucinado de lo bien que trataba a la perrita, como si fuese un ser humano.
-          Vaya… Pero Elena, si no te entiende- dijo asombrado.
-          Eso lo dices tú, me entiende perfectamente, es mucho tiempo el que la tengo. Incluso comprende mis estados de ánimo.
-          ¿Si? Pues entonces esta perrita es muy lista, dijo dirigiéndose a ella y acariciándola.
Luna le recibió gruñendo, juntando los dientes con fuerza y con un ladrido tras de otro. David se asustó y se alejó con la cara extrañada.
-          Luna, tranquila. Él ya no me hará más daño. No te preocupes, ahora él está conmigo y estoy muy feliz ¿vale? Así que trátale bien pequeña, la dije dándole un beso en la cabecita.
-          ¡Guau, guau!- me ladró Luna en forma de respuesta cariñosamente apegándose a mí.
David intentó acercarse de nuevo a la perra aunque seguía asombrado por mi comportamiento y sobre todo como reaccionaba Luna cuando yo le hablaba. Ahora la perrita estaba contenta, cariñosa con él, incluso le lamió la mano.
-          ¡Elena! ¡Esta perra es increíble! ¿Pero es que ya le habías hablado de mi?- preguntó atónito.
-          Pues la verdad que mucho. Sabe todo lo que he sufrido estos dos años por ti y siempre ha estado a mi lado, aguantándome. Por eso, como me vio llorar por ti te ha recibido de esa manera- terminé de decir mientras pasábamos al salón.
David seguía boquiabierto y algo triste por lo que le había dicho.
-          Vaya, yo… lo siento. Fue por mi culpa, soy un idiota…- se lamentó agachando la cabeza.
-          David…- dije mirándole a los ojos y sujetándole la barbilla- Es verdad que sufrí, pero lo pasado, pasado está, no le des más vueltas o acabaré enfadándome.
Entre suspiros y no muy convencido respondió.
-          Esta bien, te haré caso porque no quiero estar mal contigo de nuevo- dijo a regañadientes- pero te prometo que no volverás a sufrir por mí.
-          Bueno…- dije poniendo los ojos en blanco y a la vez cambiando de tema- Vamos a la cocina que tenemos que preparar la comida en menos de media hora ¡venga! Ya sabes donde está el baño así que lávate las manos- le ordené.
-          ¡Si, señor! A sus órdenes- dijo vacilante y poniéndose firme.
Estuvimos preparando la comida mientras charlábamos, tonteábamos y algún beso que otro se nos escapaba. Hasta con el mandil puesto David era guapísimo y no podía evitar quedarme embobada mirándole.
-          ¿Qué pasa? ¿Tan feo me ves con el mandil?- preguntó con un puchero.
-          Pero que tonto eres cielo. Al contrario, te miro así porque eres lo más hermoso que he visto nunca, hasta con el mandil fíjate.
-          Uy, ahora viene la escena de cuando me pongo rojo como cuando lo haces tu ¿no?
-          Bueno, si quieres… Seguro que te hace estar más guapo aun y ya es decir- dije riendo para después besarle apasionadamente.
Un beso lleno de amor en el que nuestras lenguas jugaban y nos dábamos pequeños mordisquitos en el labio. Maravilloso. Un beso en el que nos uníamos y demostrábamos nuestro amor.

2 comentarios:

  1. Me gusta muchisimo, pero repites mucho el dijo,dije en la finalizacion de dialogos!!!! Espero ansiosa el siguiente. Bss guapa, teQQ

    ResponderEliminar
  2. Me gusta a mí eso de los besos antes de acelerar xD
    Y también las perras inteligentes ^^ igual ella le gruñía porque no se fía todavía!!!!
    Un muak Criiis ^^

    ResponderEliminar