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Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Marta, mi mejor amiga llorando desconsoladamente.
Estaba en una habitación blanca y vestía un pijama azul, tenía suero pinchado. Sí, definitivamente estaba en un hospital.
- Mar…Marta ¿Qué ha pasado?- pregunté algo atontada y recién levantada de mi inconsciencia.
- ¡¡¡Elena!!! ¡Estas viva! ¡Gracias a Dios!- dijo dándome un delicado abrazo-. Pues no sé, me llamaron del hospital diciéndome que una mujer te había encontrado inconsciente en medio de la acera y que la ambulancia te trajo para acá.
- Yo, Marcos… - dije en susurros intentando recordar.
- ¿Marcos? ¿Qué pasa con Marcos? ¿Estaba allí?- preguntó nerviosa.
- Pues, recuerdo que- comencé a contarla- venía del colegio, dirección a casa ya y me encontré con Marcos. Estuvimos hablando y es que… ¡no me va perdonar nunca!- dije echándome de nuevo a llorar.
- Ey, por favor cálmate, no llores y cuéntamelo despacio ¿Qué ha pasado que te ha dicho?
Empecé a comentarle todo lo ocurrido esa mañana después de venir del colegio. Poco a poco noté como Marta se quedaba boquiabierta ante la dureza de Marcos y como me trato.
- Y bueno, eso, nos encontramos hoy y le he pedido perdón pero me ha hablado muy frio y distante. Me sentía como una basura Marta. Bueno, después de eso solo recuerdo que empecé a marearme.
- Claro, ahora me encaja todo. Pero Elena, madre mía, si es que ya te dije yo que en menudos líos te metes. No te va ser fácil conseguir su perdón. Lo sé, le conozco. Pero bueno no pasa nada, no te preocupes, que seguro que Marcos acaba entrando en razón y te perdona. Yo hablaré con él, tranquila. Pero lo que no entiendo es, porque te desmayaste de esa manera- dijo susurrando casi para sí misma.
- Bueno, Marta- dije haciendo una pausa pues no sabía como decírselo- la verdad que llevaba varios días sin comer apenas. Incluso desde antes de la fiesta, por eso supongo que me pillé tal borrachera esa noche. Y tampoco duermo muy bien últimamente
- ¡Elena!¡ Con la salud no se juega! ¿Qué consigues dejando de comer? ¿Qué te me mueras por la calle? ¿Solo por un estúpido problema de tios?- me decía enfadada.
Normal, me había comportado como una cría de cabezota. No quería ni dormir, ni comer, ni nada, parecía que quisiera dejar de vivir para siempre y aun esa tentación rondaba mi mente.
En esos momentos pasó el médico a revisarme.
- ¿Qué tal estas Elena? ¿Cómo te encuentras?- me preguntó muy amable el doctor.
- Bueno, ahora algo mejor- mentí. Si, podía ser que físicamente estuviera bien, pero tenía una tristeza en mi interior que cambiaba mi estado de ánimo.
- Bueno dentro de unas horas podremos darte el alta, has sufrido un desmayo, una bajada de tensión. Y por los resultados de las pruebas, puedo ver que llevas sin comer y sin dormir unos cuantos días. Elena, tienes que cuidarte, por muchos problemas que tengas no puedes dejar que tu salud pague por ellos- me aconsejó como si supiera toda la carga que tenia encima en esos momentos.
- Muchas gracias doctor, lleva usted razón.
Marta me miraba enfadada y a la vez preocupada. Cuando el doctor se marchó, miré a Marta, me fijé en su reloj de mano y de repente vi la hora. ¡Las seis y cuarto! Había quedado con Carlos en el velador y seguro que estaba esperándome.
- ¡Oh no! ¡Carlos!- dije sobresaltada con los ojos como platos y levantándome de la cama.
- ¿Carlos? ¿Qué pasa con Carlos ahora Elena?- preguntó Marta agarrándome del brazo para que no se me ocurriera irme.
- Pues que había quedado con él a las seis en el velador de siempre y estará esperándome, pensará que le dado plantón y, y…
- ¡Ey! Nena, para el carro. Ahora lo soluciono, llamo a Carlos y le digo que estas en el hospital y que canceláis la cita para otro día, seguro que lo entiende.
- Pero no, yo tengo que ir. Me ha costado mucho convencerle para que quedáramos y ahora no puedes cancelarla. Además ya estoy bien, déjame ir Marta, por favor- le pedí suplicante.
- No, no, aunque te vayan a dar en unas horas el alta aun estas débil y tienes que estar en reposo. Así que como mucho puedo llamar a Carlos y si quiere que venga para acá y lo habláis aquí. ¿Vale?
- Pero, yo… así, en pijama, en una cama - dije mirándome con cara de asco de arriba abajo.
- Tranquila mujer que lo comprenderá, no seas tan coqueta anda- reía mientras sacaba de su bolso el móvil y marcaba el número de Marcos.
- Está bien, lo que la jefa diga.
Marta con el teléfono pegado a la oreja hablaba con Carlos.
“¿Carlos? ... Si, soy yo, ¿estas en el velador esperando a Elena no? .... (gritos de enfado)… Ya, entiendo. Bueno tranquilízate, es que está en el hospital, ha tenido una bajada de tensión y ha estado inconsciente casi cuatro horas ……(gritos de preocupación)….. Sí, bueno ven para el hospital que ella quiere verte y así ves como se encuentra………. Vale, habitación 212, hasta ahora Carlos.
Parecía que Carlos estaba al principio enfadado lógicamente porque le había dejado plantado, pero en cuanto Marta pronunció la palabra hospital, se notaba preocupado.
No tardó mucho en llegar, unos quince minutos y entró en la habitación un poco sin aire, fatigado, como si hubiera venido corriendo.
Yo decidí hacerme la dormida aun, quería ver la reacción de Carlos y como se comportaba sin que yo estuviese.
Dios, me encanta!!!!! Quiero otro yaaaaa!!!! Asik no tardes mucho si kieres seguir viva!!! teQQQQ
ResponderEliminarooo nena pero me encnata, se me a exo muy corto y encima em lko dejas en lo mas interesante....
ResponderEliminarespero el sigiente pronto k keiro saber k dira carlos.... y marcos... y david...
uff son muxas cosas jejejej
sige asi wapa tQ