Toda una vida luchando por alcanzar la felicidad siempre deseada, para conseguir al amor de su vida... Y tras ello, errores, traición, celos, muertes, infidelidad, venganza, caprichos... El no saber tomar buenas decisiones y no aclarar sus sentimientos, llevarán a Elena a tener un corazón caprichoso.



jueves, 14 de julio de 2011

"Corazón caprichoso" Capitulo 27: Primera parte

Marcos era aquel hombre del cigarro en la mano, soltando el humo del tabaco poco a poco, calada tras calada nos miraba, primero a mí y luego a David, que le miraba con asco también, con ganas de venganza. Estaba solo, bebía un cubata a la vez que fumaba. Como si estuviera esperando a alguien, a su contacto, como en las películas. Parecía como el típico hombre rico que por querer vengarse, está detrás de ti cada dos por tres, sin parar de vigilarte, y para disimular fuma y bebe. ¿Qué casualidad no? En el mismo velador.
No, yo a esto no lo consideraba casualidad. Me estaba poniendo nerviosa cada vez que le miraba, y él me desnudaba con la mirada. Mi respiración se entrecortaba y solo intentaba mirar hacia David y darle la espalda a Marcos. Había cambiado muchísimo, después de la noche de la fiesta Marcos no era el mismo que antes, y no me refiero físicamente. Se había vuelto frio, malo, daba miedo, ni si quiera me saludó, ni un gesto de mano, solo sus horribles miradas. Parecía su otro yo, ese que nunca sabes que existe en una persona, ese que oculta tan bien que ni si quiera te imaginas que pueda tener maldad. Parecía el diablo en persona, capaz de hacerme cualquier cosa por venganza a mí o a David.
 “No…, a David no por favor”- pensé para mis adentros.
Decidí no pensar más e intentar hablar con David sobre otros temas para poder calmarme, pero él notó enseguida mi miedo, como el corazón me latía más rápido de lo normal, mi inquietud e intranquilidad y sobre todo que no paraba de mirar hacia atrás.
-          Preciosa, ¿Que es lo que ocurre? ¿Estás bien?
-          Nada, tranquilo, solo miraba quien había en el velador- mentí para no preocuparle y mirando otra vez hacía Marcos.
-          Ya claro. Elena por favor, dime que pasa y quién es ese tío que tanto miras asustada.
-          Pues veras David, es que ese tío como tú dices, es amigo mío, o lo era y tuve un problema con él después de la fiesta. Y bueno, ahora nuestra amistad se ha roto y creo que me mira con asco después de eso- dije cabizbaja y llevándome las manos a la cabeza.
-          Pero, no lo entiendo, ¿qué problema fue para que se enfadara así?
-          Nada, tonterías- disimulé y volví a mirar hacia atrás.
Me sorprendí muchísimo cuando por un lado se acercaba un hombre de su misma edad a su mesa, a la mesa de Marcos. Moreno, guapo, me resultaba familiar, se acercaba y…
¡No! ¡No podía ser él! ¿Carlos? ¿Qué hacía Carlos con Marcos? Intenté tranquilizarme y girar la cabeza para que no pudiera verme, pero antes de esto Marcos ya le había señalado donde estábamos a Carlos. Sentí por un momento que algo iba a salir mal, muy mal, que no quería seguir estando ahí. Claro, ahora todo encajaba, tras el camino por el parque antes con David, noté que alguien nos seguía y no me equivocaba. Carlos era el que nos seguía,  ya le habría informado a Marcos por teléfono de que íbamos para allá. ¡Lo tenían todo planeado! “Malditos bastardos”- pensé.  Me sentía con rabia, miedo, dolor. Quería salir de allí como fuera.
Así que sin dejar hablar más a David que aun seguía preguntándome pero no le hacía ni caso, le pedí deprisa que pidiera la cuenta y nos fuéramos en seguida, estaba molesta y sentía que podían acercarse de un momento a otro. No es que estuviera huyendo, pero temía que mi presentimiento se hiciera realidad, que Carlos se había compinchado con Marcos para vengarse de mí y, lógicamente, no me había perdonado de verdad en el hospital.
Mientras la camarera se acercaba para darnos la cuenta quise mirar de reojo de nuevo. Allí estaban los dos, con caras malvadas, hablando, mirándome de vez en cuando, como si estuvieran planeando algo, sentía que en breves momentos se iban a acercar, pero no quería mirar más. Me fijé como David miraba la cuenta y sacaba un billete de cinco euros de su bolsillo dejándolos en la bandeja. La camarera los cogió ya que no le había dado tiempo a irse y David me miró para preguntarme.
-          Cuando quieras nos vamos mi amor.
-          Si, si, ya, vámonos por favor.
 Pero cuando quise levantarme de la silla noté como una mano me cogía el hombro y me apretaba fuerte para abajo para que me sentara de nuevo.

2 comentarios:

  1. pero no lo dejes así, escribe la 2da parte ya!

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  2. Esos dos creadores de venganzas juegan sucio seguro... Y este final de entrada es de los que lleva a decir "uyyy me he quedado con cierta intriguilla Cris" xDD
    Por cierto mi entrada semanal ya está en el blog desde hace unas horas ^^

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